El Jardín Vegano nació en 2014 en Cancún, México como un proyecto que buscaba brindar productos de calidad a todos los veganos mexicanos. En 2016, por cambio de residencia, cerré la tienda en línea por más de dos años. Ahora, El Jardín Vegano está de vuelta como un blog donde presentaré reflexiones acerca del veganismo, recetas, lugares para comer, iniciativas que me encantan y mucho más.
Mi nombre es Delie Posnanski y soy la creadora de El Jardín Vegano. El Jardín Vegano estuvo operando como una tienda en línea de productos veganos del 2014 al 2016 pero, después de que me mudé a Alemania en 2015, continuar con el manejo de la tienda fue muy complicado, por lo que decidí poner el proyecto en pausa hasta que tuviera una visión de lo que quería crear con el sitio.
Ahora, en 2019, decidí convertir a El Jardín Vegano en un blog de consejos, recetas y discusiones acerca del veganismo porque cada vez hay más personas interesadas en vivir una vida que no le cause daño a los animales no humanos. Cada vez hay más personas que son conscientes del daño que causa el consumo de productos de origen animal al medioambiente y a la salud. Y cada vez es más necesario alejarnos de estos hábitos destructivos si queremos tener un planeta en el cual vivir.
Mi meta es ayudar a aquellas personas que ya están interesadas en adoptar un estilo de vida vegano, y sembrar una semilla de inquietud y curiosidad en aquellas que aún no lo han considerado seriamente.
Para mí, es importante vincular el veganismo con otras luchas sociales ya que permite que se cree una conexión entre una persona que quizá nunca ha considerado a los animales como poseedores de derechos, pero lucha abiertamente por el medioambiente, en contra del racismo, o cualquier otra causa social.
Explicar el veganismo desde otras perspectivas quizá ayude a que más personas se interesen por alternativas a los productos que consumen actualmente que concuerden con valores que ya poseen.
Fue pura casualidad. Estaba en la preparatoria y un amigo comenzó a practicar yoga. Se veía tan relajado, que me entró la curiosidad y, recordando que mi mamá tenía un libro en el librero sobre yoga, decidí ver de qué trataba el asunto.
Encontré un libro escrito por Indra Devi y un plan de unas cuantas semanas para mejorar tu flexibilidad, etc. El libro también incluía algunos párrafos acerca del vegetarianismo y por qué ella no comía carne (aunque sí lácteos y huevo).
El contenido de estos párrafos me pareció a la vez extraño e interesante. ¿Por qué iba yo a privarme de todo lo que más me gustaba?
Decidí buscar en Internet qué tan cierto era todo lo que mencionaba ella en su libro aunque, a decir verdad, ella se enfocaba más en el aspecto espiritual y yo nunca he sido mucho de ese tipo.
Una de las primeras cosas que vi fueron unos videos de lo que sucedía realmente en los mataderos. Estaba horrorizada. Aún recuerdo que lloré durante días por lo triste que me sentía. Comencé a leer e investigar más y más y dejé de consumir productos de origen animal de manera gradual.
¿Por qué gradualmente? Porque, sinceramente, no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. En 2004 los sustitutos veganos en México se limitaban prácticamente a la soya texturizada y el tofu y, a decir verdad, las primeras veces que los preparé, no me pude acabar la comida.
Además, yo era de las personas que adoraba el queso y los huevos (¿cuántas veces no he oído lo mismo? «Podría ser vegano, ¡pero no puedo dejar el queso!»), así que, aunque ya había tomado la decisión de dejar de consumir productos animales, quería hacerlo de manera que me diera tiempo para experimentar y habituarme a esta nueva forma de vida.
Afortunadamente, en casa cocinaba yo, por lo que mi mamá inmediatamente aceptó que dejaría de consumir productos animales, al menos cuando estuviera en casa.
Tengo que admitir que los primeros menjurjes que preparé distaban mucho de ser comestibles, pero afortunadamente mejoré con los años.
Para inicios del 2005 ya era completamente vegetariana (me tomó poco más de seis meses) y comencé a eliminar los productos animales de otras áreas de mi vida.
Descubrí muchas cosas que nunca hubiera imaginado, aunque ahora me parezca que son sentido común, como el hecho de que los zoológicos y los delfinarios/acuarios son lugares pésimos para los animales.
Cuando era niña y mis abuelos me llevaban al zoológico, nunca me pasó por la cabeza que vivían lejos de sus hábitats naturales, que vivían en un espacio diminuto, que eran completamente dependientes del personal para sobrevivir y que muchos de ellos sufrían con las condiciones ambientales tan diferentes a las del lugar donde deberían estar.
También descubrí que existen ingredientes animales en los productos de belleza (como la acetona y la lanolina) y que no solo eso, sino que también muchas compañías de cosméticos realizan pruebas en animales. Simplemente no podía creerlo. El shampoo que usaba desde siempre realizaba crueles experimentos en animales inocentes, lo mismo que el detergente para la ropa, mis tintes para el cabello y prácticamente todos los productos que usaba.
Sé que muchas personas pasan por lo mismo, por lo que trato de ser lo más empática posible con quienes apenas están descubriendo todo lo que sucede en las granjas industriales y que quieren crear nuevos hábitos que no impliquen la explotación de otros seres sintientes.
Y tú? ¿Eres vegano/a? ¿Has decidido dejar de consumir animales? ¡Contáctame y cuéntame tu historia!